¡Gloria a Dios en la alturas! Dios se hace hombre y si hombre, niño también. ¡Asombroso, el omnipotente totalmente indefenso; el que todo lo sabe es un infante que aprende, el inabarcable puede ser estrechado entre los brazos de su madre! ¡Grandeza del amor de Dios. Misterio de amor! ¡Hossana, gloria sea a El, gloria sea al autor de nuestra salvación!
Feliz Navidad nos deseamos todos en estas fechas, los que tenemos alguna fe y los que carecen de ella, o al menos eso dicen para no implicarse, pero soportando muchos problemas, hasta el punto de vivir como sin esperanza y sin Dios en este mundo. Otros prefieren decir felices fiestas que no compromete a nada. Pero la verdad es otra: desear Feliz Navidad es creer en Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado para nuestra salvación, que es nuestra felicidad aquí y en la vida eterna con Dios.
Esta es la realidad de la Navidad en que nos felicitamos efusivamente con el deseo de ser mejores y ayudar a los demás difundiendo el buen perfume de la caridad del Niño, el Emmanuel o Dios con nosotros, y queremos comunicar esa profunda alegría a los que prefieren permanecer en la eterna duda del agnosticismo, de la falta de compromiso y ver los toros desde fuera. Deseamos que sean tan felices como nosotros y vean la Fiesta desde dentro y en el esplendor de la real alegría navideña. ¡Feliz Navidad porque nace Dios, y pobres de nosotros si algún año no lo recordamos!
¡Gloria a Dios en laS alturas!¡El Inmortal se hizo mortal por amor!
Gracia y Paz de Nuestro Señor Jesucristo.
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